El Baño de Oro, un tesoro enterrado
Usted camina por una pequeña vía llena de limo, fango y casi perdida. Está rodeado de plantas silvestres que con sus distintas formas y tonalidades verdes hermosean el camino. Escucha, a lo largo del recorrido, una pequeña cascada que le hace pensar en el gran cuerpo de agua que encontrará al finalizar el trayecto. Junto con el fluido que cae sobre las rocas los coquíes se escuchan y por momentos un ave se manifiesta.
Continúas el tramo, pero sin darte cuenta has llegado al final y sorprendentemente encuentras un pequeño cuerpo de agua que apenas daría para mojarse la plantilla de los zapatos.
En un instante reaccionas, miras hacia tu lado izquierdo y con asombro reconoces el lugar donde debía estar la piscina. Ahora hay un pedazo de tierra lleno de hierbajos, desnivelado y en función de un recuerdo que remite al primer espacio de recreación construido por el Cuerpo Civil de Conservación (CCC) en El Yunque.
En 1934, en una antigua mina de oro española, el CCC utilizaba herramientas pesadas para mover grandes rocas. En esta ocasión no se removería más oro, sino que se construiría el antiguo Baño de Oro. El proyecto es el primer intento, por parte del gobierno estadounidense, para transformar a El Yunque de un lugar de trabajo (principalmente en agricultura y minería) a un espacio para disfrutar de la naturaleza.
Una quebrada natural que cae sin importar el paso de más de 86 años de historia recuerda que en este mismo espacio, un día, cientos de personas disfrutaban del trabajo de este equipo transformado en uno de los lugares de natación más populares en Puerto Rico por aproximadamente 40 años. Sin embargo, hoy los derrumbes, que se evidencia con desniveles en el suelo, la yerba sin cortar, el gran cúmulo de tierra en el área en que debería estar el agua y la casa de baño clausurada evidencian el olvido y un cierto abandono del espacio.
El lugar no es el mismo. Algunas remodelaciones, que convertían en concreto un espacio que combinaba la arquitectura artesanal “Moderne” y el Reavivamiento Español, en conjunto con el evidente deterioro hacen casi imposible reconocer lo que en su origen fue el Baño de Oro.
Quizás su olvido comenzó a inicios de la década del 60 cuando los niños que chapoteaban en el agua, las familias que disfrutaban de la naturaleza y los jóvenes que lucían su musculatura fueron removidos. Aquel lugar de risas cerró por seguridad. Ahora los cientos de visitantes se transforman en una visita ocasional y el espacio de incansables risas se limita a una mirada nostálgica que se cierra al escuchar el agua caer y los coquíes que detienen el tiempo con su incansable melodía.
Vista panorámica del Baño de Oro desde la casa de baño
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